miércoles, 18 de enero de 2017

Médico voluntario en Camerún

Se han terminado las "fiestas" navideñas. "Cada mochuelo a su olivo" y yo a Camerún. Mi equipaje de mano se compone solamente de mi guitarra por lo que me las he ingeniado para que sirva de portadocumentos y al mismo tiempo llevar cuatro bocadillos en el espacio que queda entre el clavijero de la guitarra y la caja, es el ejemplo que cualquier gestor pondría a sus alumnos a la hora de explicar que es la "eficiencia":



Vuelo de Madrid a Bruselas donde me encuentro con Iñaki, un traumatologo Navarro que también le ha dado la vena tras su jubilación. y de allí a Duala. Nos quedan 160 Km. hasta llegar a Kribi pero ¡vaya 160 Km!, el conductor un "KamiKace camerunes" joven que te hace comprender enseguida porque la esperanza de vida es tan corta en este país, una buena acogida por parte de Tina que es la voluntaria que trabaja para la ONG AMBALA y que nos va instruyendo durante el viaje, ya cerrada la noche salimos de Duala, infinidad de personas andando por la carretera sin ningún distintivo que les haga mas visibles, enormes camiones cargados con gigantescos troncos, miles de motos en todas las direcciones y multitud de tenderetes con todo tipo de ofertas bordean las carreteras. transcurridos 20 minutos de camino mi amigo Iñaki por deformidad profesional comenta: "Solo veo tibias rotas"...
Por fin llegamos a la casa de voluntarios de Kribi donde Denís, el "mozo" de la casa, nos ha preparado un  plato de carne de pollo al estilo camerunes. ¡Está bueno!
Al día siguiente es domingo, decidimos ir  conocer el Hospital de Ebomé que es donde vamos a desarrollar la mayor parte de nuestra actividad.


                             Patio de la casa de voluntarios


La visita a las salas del hospital nos hacen prever una llegada movida al día siguiente por lo que, al mediodía y en previsión  de lo que pueda venir decidimos visitar la cercana "Playa Du President" para desplazarnos probamos el transporte mas popular del país, la moto, en la que es normal  montar dos o tres adultos y cuatro o cinco si hay niños. Sentados tranquilamente frente a la playa hemos comido carpa roja y  barbe a la brasa, dos pescados típicos de la zona y recién sacados del mar todo bien regado con cerveza me hace intuir que voy a disfrutar de la comida de esta zona...







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